domingo, 23 de noviembre de 2014

VIVIR PARA SERVIR (Relator Tutor)



Por: RAFAEL BOLAÑOS HENAO
Tutor del Programa Todos a Aprender - Quibdó

“Yo dormía y soñé que la vida era alegría. Me desperté y vi que la vida era servicio. Serví y comprendí que el servicio era alegría”

                                                               Rabindranath Tagore.

FORO EDUCATIVO MUNICIPIO DE QUIBDÓ 2014 - FOTO AMAGARCOS


Desde el día que decidí ser maestro, también decidí que iba a ser de los buenos. De aquellos que son ejemplos de vida y modelos a seguir tanto para alumnos como para colegas. De aquellos que dejan huellas y recuerdos imborrables en las mentes y corazones de sus educandos. De aquellos que educan más con el ejemplo que con la palabra. De aquellos que se preocupan por el conocimiento y la ciencia pero sin olvidar forjar y moldear el espíritu de quienes los escuchan. De aquellos que salen del salón, de la institución pero siguen siendo maestros en el hogar, en la calle, en el barrio… en fin, en cualquier espacio donde interactúen.
He entendido que hay varios prototipos de maestro: Un maestro mediocre simplemente dice y repite las cosas…Un buen maestro las explica…un maestro superior demuestra cómo hacerlas… pero un docente excelente inspira a sus alumnos para que descubran cómo se hacen, cómo funcionan; los guía y muestra el camino para que ellos lo recorran solos y a su ritmo y de acuerdo con sus creencias, conveniencias, potencialidades y convicciones personales para que sean competentes en la vida estudiantil, laboral, familiar y social.
FORO EDUCATIVO MUNICIPIO DE QUIBDÓ 2014 - FOTO AMAGARCOS
“Retroceder nunca, rendirse jamás” son palabras que me inspiran para continuar con esta lucha constante contra la mediocridad, la apatía y falta de compromiso que pululan en el gremio magisterial y que tanto daño le hacen a la educación en particular y a la sociedad en general. No obstante estos inconvenientes, la esperanza se niega a morir y cada día recibo pequeñas dosis de optimismo y de agua fresca provenientes de esos docentes que aún creen en el poder de la palabra, del buen ejemplo, del dominio disciplinar, de la buena metodología, del trabajo planificado y en equipo. Esos docentes, que como yo, aman a sus alumnos, los respetan en sus individualidades, aceptan sus diferencias de carácter y conocen sus ritmos y formas de aprendizaje.
Me siento orgulloso de ejercer esta hermosísima profesión que a veces da sinsabores, pero que la mayor parte del tiempo brinda alegrías y satisfacciones que llenan el espíritu. Cómo explicar esa sensación cuando un pequeñín te abraza y te dice que te quiere o cuando ya profesional lo encuentras en la calle o su lugar de trabajo y te dice ¡gracias, profe por todo lo que me ayudó a aprender… eso no tiene precio ni hay sueldo que lo pague. La docencia más que una profesión es un servicio que brinda alegría y esa alegría es la que me hace vivir feliz porque VIVO PARA SERVIR

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